Búsqueda...

Conforme avanzaba el día mi instinto me alertaba con mayor
fuerza de una posible amenaza.

Al principio quise dejar atrás aquella sensación, no sería la
primera vez que me obsesionaba con que alguien me iba a
hacer daño y pasaba días enteros teniendo el mas absoluto
cuidado para pasar inadvertida.
A pesar de tener que estar acostumbrada al clima, el sofocante
calor me confundía terriblemente y no me permitía calcular bien
mis propios pasos…
No era nada fácil combatir con uno mismo y con el mundo que
te rodea…
Cuando percibes el mundo de esta forma no te queda de otra que
aceptarlo, intentar salir adelante, sobrevivir, luchar por tu vida y
por tus creencias…

Pero, a decir verdad, lo que mas me costaba era confiar en los
demás… mas de una vez desconfíe de gente honrada y perdí la
posibilidad de ayudarles, solo por el miedo…
Apreté con fuerza los puños y continué mi camino entre el desierto,
no había descansado y no tenía tiempo para hacerlo, era mi deber
seguir buscando.
Porque el propio ser que fundo en mi alma el odio terminaría pagando,
tarde o temprano, sus actos…

No pasaba una noche en las que observaba la sangre de mi familia
recorrer mis propias manos, cuando en ese momento la desesperación
se habría paso en mi interior, tan abrumadora y peligrosa como el peor
de los enemigos…

Soltando una maldición, aligeré el paso.
Debía darme prisa…